Escribo esto a unos diez mil metros de altura. Desde el avión. Con unas 20 horas cargadas en el cuerpo. Cuando por fin aterricemos en San Francisco, llevaremos un día despiertos. Bueno, esto no es del todo cierto, ya que las tres primeras horas del segundo vuelo las he pasado soñando no sé muy bien con qué. Mery continúa agarrada al sueño; el VALIUM le ha hecho efecto.
Comienza nuestra la ruta 66: Primer día
Hemos aterrizado primero en PHILADELPHIA, y hemos aprovechado esas dos horas, para comernos una porción de pizza, soltar tres ó cuatro «esquiusmis» y media de docena de «Okeys». Se respira a EEUU nada más poner los pies en el suelo. Policías con cara de pocos amigos realizando los estrictos controles de seguridad, olor a perrito y pizza en el aeropuerto. Un diminuto perro policía olfateando mi maleta, y un desfile infinito de ese tipo de gente que solo eres capaz de ver en las películas.
Todavía no soy muy consciente de lo que está comenzando. Los nervios, de momento, me ofrecen una tregua. Tregua que se irá a la mierda en cuanto aterricemos en San Francisco y tengamos que buscarnos la vida con el coche, el GPS, y tratar de encontrar nuestro Motel, a las 23 ó 24 h de la noche (hora americana). En España serán 9 horas más…o 9 horas menos. Ahora mismo mi cerebro no es capaz de solucionar un problema horario de esa índole.
El zumbido del motor se ha hecho invisible debido a la rutina de llevarlo ya más de 5 horas metido en el oído. A mi cuerpo le resulta extraño que tras casi 24 horas, el día no le haya dado el relevo a la noche. Un asiático 6 filas más adelante al fin sale vencedor en la batalla de dormir a su pequeño y llorón retoño. Echo de menos el visor de películas del primer avión tras el reposacabezas del asiento de delante. Al otro lado de la ventana solo se ven nubes, ha desaparecido el mar. Cruzamos EEUU de este a oeste. Mi cuerpo cruje. Necesito llegar, andar….pasar el mal trago de esperar a que salgan las maletas en la cinta y volver a sentirme como si estuviésemos jugando un cartón de esos del bingo, y que nuestra maleta gris y naranja tarden poco en salir. En PHILADELPHIA la maleta gris ha sido de las primeras y la naranja de las últimas.
Caminamos siguiendo la marabunta de gente y los carteles que somos capaces de entender. La pared que se estira paralela a una de esas cintas mecánicas que te hacen caminar más rápido, nos muestran láminas con carátulas de películas rodadas en San Francisco. Llegamos al mostrador de la compañía de alquileres. El primer problema en América está a punto de aparecer, y cuesta 250 $. La reserva que hicimos en enero a través de internet, no coincide con la que nos muestra la chica de la compañía. Nosotros contratamos un coche grande, de gama media con cinco puertas….y nos quieren dar un tres puertas minúsculo. Optamos por pagar la diferencia y coger un coche grande (con su correspondiente seguro). Un Ford Escape rojo precioso, tipo todo terreno. Nos dan un número de plaza y dos juegos de llaves y bajamos al garaje por nuestro coche. En directo gana más todavía. Vaya cochazo para nosotros, que estamos acostumbrados a nuestro Opel Corsa negro y pequeño. El coche es automático.
Me aventuro al volante para ver si soy capaz de domar a la bestia, tras dos frenazos bruscos con mi pie izquierdo buscando un embrague que no existe, entiendo que para conducir esta enorme lata de Coca Cola tengo que ser totalmente cojo. La letra D para ir hacia adelante y la R para retroceder. La P es el punto muerto.
El GPS no se encuentra. Sin la voz de Antonio en el TOMTOM estamos perdidos. El navegador es clave en el viaje, sin él no hay nada que hacer. Paro como puedo en un Parking oscuro y siniestro. Al fin aparece la voz de Antonio: «Doscientos metros más adelante, gire a la izquierda». La noche, el tráfico, el cambio automático de marchas y el cansancio hacen que mi conducción sea torpe y lenta. Al fin llegamos al Motel. Hace un frío que pela en San Francisco. La aventura ha comenzado. Nuestros cuerpos se desploman sobre la cama. A partir de mañana comienza la aventura. Los Estados Unidos, un coche y nosotros dos…allá vamos.
Joliiin , estoy enganchada a vuestros vídeos y ahora al blog jajajja, me encantan los relatos, voy al siguiente. Además estoy todavía con jet lag, hemos hecho la costa oeste y me gusta recordarla con mis fotos y vídeos, pero ahora también con vuestros relatos.
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Que guay y que ilusion nos hace! La Costa Oeste es un viajazo! Tenemos pensado hacer un video en youtube contando el viaje con alguna imagen de nuestro viaje que puede ser muy bueno! Jajaja animo con el Jet Lag! A nosotros tambien nos duraba unos dias!