EXPERIENCIA RURALKA EN ZUMAIA. CASA RURAL JESUSKOA

Nuestra primera experiencia Ruralka fue en Zumaia en la Casa Rural Jesuskoa. Gracias a ser elegidos embajadores de Ruralka pudimos conocer este precioso lugar.

Cuando uno pone el primer pie en la Casa Rural Jesuskoa, lo primero que se encuentra es la acogedora sonrisa de Ramón seguida de un “tenéis sed”, que en pleno verano es algo así como “un abrazo” no físico.

El comienzo de un fin de semana inolvidable en Ruralka

Ramón es solo el principio de un fin de semana lleno de cariño, amabilidad, servicio…El resto de la familia es igual, mención especial para Ana, madre de Ramón y para nosotros, en apenas 48 horas, nuestra nueva tía vasca. Es muy fácil tratar con la familia ya que desde el minuto uno sientes que estás en casa de uno de esos familiares a los que tienes cariño pero desafortunadamente, lejos. Nosotros nunca habíamos estado en una casa rural. Estamos más acostumbrados a la frialdad y formalismo del hotel.

Con el trato recibido, la verdad es que las instalaciones tenían fácil hacernos sentir como en casa. La sorpresa fue mayúscula cuando vimos que cada rincón está cuidado al más mínimo detalle. Las habitaciones te transportan a otra época, a otro sitio. Techo abuhardillado con un ventanal desde el cual puedes ver el cielo sin despegar la cabeza de la almohada, una estética muy “campestre” pero muy elegante a la vez y donde no falta ningún tipo de suministro que puedas tener en otro tipo de alojamiento: Televisión, aire acondicionado, secador de pelo, gel y champú, toallas… Jesuskoa es casa rural, a todo hay que ponerle una etiqueta, pero hemos estado en hoteles con muchas estrellas con servicios y trato bastante más escasos.

En la parte trasera hay un enorme jardín con tumbonas donde poder degustar un coktail, una cerveza o simplemente descansar escuchando la naturaleza o a alguna de las ranas que habitan en el estanque de la zona “chill out”. Un oasis en medio del paisaje donde la decoración está realizada con mucho tacto y un gusto exquisito.

Os hemos hablado de la amabilidad, de las instalaciones, pero a nosotros realmente se nos ganaron en la mesa, con esa comida cien por cien casera, donde absolutamente todo está cocinado y tratado por ellos mismos. Junto al estanque hay un huerto del que recolectan cada día el género con el que cocinar. No hemos probado nunca una ensalada tan rica como esa.

Pero no fue ensaladas únicamente lo que comimos, nos ofrecieron los mejores manjares tanto en un completo desayuno, con zumo natural, leche recién ordeñada, una exquisita tortilla de patata con calabacín y cebolla, tarta casera de queso, como en la comida y cena que tuvimos el placer de disfrutar: Atún de Zumaia, pollo de corral con salsa especial…

Los dos nos mirábamos y bromeábamos con la situación, mientras nos chupábamos los dedos, ya que parecía que estábamos en Master Chef. De hecho le dijimos a Ramón que su comida era muy de Master Chef pero sin tener que pillarte un bocata en el bar más cercano porque te has quedado con hambre. Si estamos una semana más allí, venimos mucho más lustrosos de lo que fuimos. Para Ana nunca era suficiente “¿Solo vais a comer eso?”

Tenemos que hacer mención especial, a la mini granja que tienen en las instalaciones con cerdos vietnamitas, gallinas, cabras, ocas, una vaca llamada Margarita y hasta un avestruz. Es algo que gustó mucho a los niños que había alojados y bueno, a nosotros que ya no somos tan niños, también.

Además los alrededores de la Casa Rural tampoco te los puedes perder. Se encuentra a solo 5 minutos en coche del centro de Zumaia donde puedes disfrutar de las increíbles vistas de los acantilados flysch, de sus playas, de la preciosa Ermita de San Telmo, de su centro con casas típicas del Pais Vasco o de degustar la rica gastronomía. Sin duda la escapada perfecta para un fin de semana.

Como en todos los sitios, en Jesuskoa hay una cosa negativa, volver a casa. La parte buena es que podemos volver cuando queramos y esperamos no tardar mucho.